Hace varios días que vengo dando vueltas una idea en mi cabeza: los chicos y jóvenes de hoy están en un contexto totalmente distinto al que nos criamos en nuestra generación:
- Nacimos en la generación X
- Al día de hoy ya estamos en la generación alfa (que va desde el 2010 hasta mediados de 2020s)
- En medio generación Y, luego generación Z.
Nos criamos analógicos, hoy, ya son inteligencia artificial.
En nuestros tiempos teníamos el almacén del barrio para comprar, hoy ya ni se nos ocurre comprar presencialmente, y armamos el pedido a través de una app, donde programamos fecha y hora del envío. Jugábamos con muñecas y juegos de mesa con la familia ó amigos. Hoy nuestros hijos juegan con desconocidos del mundo entero sin saber dónde están, ni qué edad tienen realmente, siendo un juego homogeniza las diferencias.
Son una generación distinta, les da igual estar en pareja con hombres ó mujeres, se auto-perciben diferente a su biología, pueden convivir sin dificultades con padres separados, cambios de parejas y hermanos, semi hermanos y 4 abuelas maternas ó 6 y 4 a 6 abuelos paternos, ¿Es malo? ¿Mejor? …¿Peor?
No lo sabemos, lo que sí sabemos es que cambiaron las modalidades, pero seguimos pensándolos con los mismos esquemas que nos criaron.
Y ahí aparece, es mi humilde opinión, enormes disquisiciones que sólo nos llevan al enfrentamiento y el alejamiento de los hijos.
Tal vez, como padres, si frenamos un poco y tratamos de comprender que ven el mundo muy distinto, que sentimos diferente ante lo mismo, que el mundo en que deben vivir los llena de escepticismo, que volvimos a vivir como humanidad en un mundo donde hay guerras como a principio del siglo anterior y que deberán subsistir intentando superar a la inteligencia artificial, tal vez, no estoy segura, podamos comprender sus apuros, sus demandas, la poca paciencia que los caracteriza como generación tan solo diciéndoles “te entiendo, comprendo los que sentís” en vez de decirles “cuando tengas mi edad vas a entender”, tal vez, sólo tal vez, las discusiones sean intercambios y no enfrentamientos y gritos.
Quizás pensar en el desafío de ayudarlos a crecer me parece que merece un rato de reflexión entre los adultos.